Cyborgs/avatares/cuerpo
Imaginar cuerpos azules:
de cyborgs, avatars y alter-egos en Pandora
Escriben Ariana Atala y Gino Cingolani
Un cuerpo azul salta desde el suelo hasta la copa de un árbol en una selva alienígena, un humano sobre una máquina militar lo enfrenta torpemente pero con fuerza, destruyendo con cada movimiento toda la vegetación que lo rodea.
Esta escena, este instante, condensa las dos representaciones de intervenciones técnicas sobre el cuerpo que pone en juego el film Avatar. No se trata ya del clásico encuentro entre un Otro extraterrestre y un puro humano. En esta película los dos conceptos se mezclan.
Los cuerpos humanos están potenciados tecnológicamente para adaptarse y destruir un planeta diferente a la Tierra y en las filas de los Otros podemos encontrar humanos infiltrados en cuerpos-alien, avatares.
¿Qué pone en juego cada imaginario en estas representaciones? ¿Cómo la técnica atraviesa ambas concepciones de un modo diferente pero desde la misma matriz científico-racional?
Estas son las dos formas que toma la concepción dualista extrema del film en el que el espíritu/alma/ego es algo que puede materialmente ser extraído e insertado en distintos cuerpos/organismos/sistemas. Inmediatamente nos preguntamos por qué. La respuesta, en principio, es simple, como en la mayoría de las películas y los conflictos sociales: por dinero, por riqueza. Pero por qué los bienintencionados científicos acceden a esto remite a una respuesta más incómoda que nos recuerda la idea de automaticidad de aplicación del filosofo alemán Hans Jonas (Jonas, 1997): porque sí, porque se puede.
Estamos frente a dos vertientes de cuerpos tecnificados al servicio de una empresa colonial: el cuerpo extendido militarista, violento y conquistador; y el cuerpo avatar antropólogo, diseñado para ser un semejante a los Na´vi (aprender sus costumbres, conocerlos y poder negociar).
Avatar
UNO
El término sánscrito cjtf® avatāra significa “el que desciende”. En el hinduismo se utiliza para referirse a encarnaciones de Dios o a maestros muy influyentes de otras religiones, especialmente los adherentes a tradiciones dhármicas cuando tratan de explicar personajes como Cristo.
DOS
Jake Sullivan es un marine norteamericano paralítico sin proyectos personales que depende de una silla de ruedas para desplazarse.
Tiene un hermano gemelo científico al que le fue diseñado genéticamente un cuerpo na´vi para hacer una investigación en el planeta Pandora. Este programa se ve interrumpido por la muerte repentina del científico y Jake es la única alternativa para tomar control del cuerpo na´vi por tener la misma cadena genética. El desarrollo genético de los cuerpos es un proceso lento y muy costoso y la misión debe ser llevada a cabo con celeridad.
El ADN de Sullivan se convierte en un destino del que debe hacerse cargo. Como explicara Habermas en un texto breve sobre el tema, nuestros fundamentos genéticos constituyen nuestra igualdad esencial como especie (Habermas, 2000). Ninguna persona tiene derecho a disponer de lo fundamental que hace a la libertad de otra. Entonces, la diferencia problemática entre un gemelo y un clon no es la semejanza absoluta de las partes surgidas de una célula, sino la usurpación y subyugación.
¿Qué es lo que ocurre con Jake? Debido a la importancia del programa científico, especialmente de los agentes que lo llevan a cabo, mega corporaciones y el Estado norteamericano, no hay lugar para muchas decisiones. Su libertad se ve acotada, está relegado casi al lugar de un clon, porque lo importa es lo idéntico de su bagaje genético y no su subjetividad. Su cadena genética lo ata a la obligación de terminar el contrato firmado por su hermano.
TRES
Ahora todo está al revés, el sueño parece real y este es el sueño.
Jake Sullivan
Un cuerpo vacío, diseñado in vitro para ser exactamente igual a una especie alienígena pero con genoma humano, espera a quien sea su piloto. Es sólo carne moldeada, tan real como artificial, sin sujeto interno. Es un otro-cuerpo para un uno-sujeto.
Es el dualismo total. El enlace (link) entre ambos cuerpos se hace desde la cabeza, entre el fin de la columna vertebral y el comienzo del cráneo, entre la médula espinal y el cerebelo, pero no hay sustancia que fluya, lo que pasa es eso esencial que no es cuerpo y es ser.
Este avatar es la metáfora que lleva al extremo la concepción contemporánea del cuerpo como alter-ego que bien ha sabido observar el antropólogo David Le Breton (Le Breton, 2002). Estamos frente a un nuevo dualismo en el que el cuerpo ya no es un destino al que uno se abandona sino un objeto que se moldea a gusto. Ejercitado, adelgazado, tonificado, exfoliado, suavizado, botoxeado, siliconado, relajado, masajeado, estirado, el cuerpo se subordina a la voluntad. El cuerpo se construye (body-building)
Es un doble, un clon perfecto, un alter-ego. Un avatar como alter ego.
Si lo pensamos en términos de una sociedad contemporánea que tiene como mandato el ejercicio físico para hacer frente a las miles de horas de inmovilidad que conlleva el trabajo intelectual, la metáfora cobra fuerza. A ese cuerpo inmovilizado, discapacitado, con piernas pero inútiles, se le ofrece un otro cuerpo, un alter ego en movimiento que corre, nada y trepa.
CUATRO
En el proceso de adaptación de Jake a su avatar, el film hace pensar en la idea lebretoniana del cuerpo que se vuelve espejo, un otro de uno mismo con el que es posible cohabitar fraternal y placenteramente.
También vemos concretamente cómo el cuerpo es el lugar de la identidad del hombre, porque modifica su relación con el mundo. El propio cuerpo es el que vive en el que encarna la acción. La vida es vida y no sueño allí donde está y siente el cuerpo, donde acciona. El suceso contemporáneo que Le Breton marca como paso del cuerpo objeto al cuerpo sujeto, cuando el cuerpo muta y toma el lugar de la persona, puede verse de un modo simplificado pero muy gráfico en el momento en que el marine Jake Sullivan pasa a sentirse jakesully, nombre dado por los Na’vi, persona completa al mismo tiempo que espejo.
CINCO
Cuando Jake Sully se convierte en jakesully una de las habilidades que más difícil le resulta dominar es la conexión con los animales y con el entorno de Pandora. Los Na´vi tienen una relación complementaria y no instrumental con sus animales. Si bien les sirven como extensión orgánica que les permite moverse rápidamente y volar, los animales no tienen un status inferior a los Na´vi, de hecho, se celebra una ceremonia por la cual el jinete y el animal se eligen mutuamente y se conectan por medio de una especie de trenza-extensión del sistema nervioso.
SEIS
Demonios, fantasmas, sonámbulos, alienígenas.
Los Na´vi miran con sospecha a estos “demonios en cuerpos falsos”. El origen de la palabra Avatar es “alguien que desciende”, que concuerda con el nombre que los Na´vi le dan a los humanos: “Gente del Cielo”. Es curioso que desde lo etimológico el sentido sea inverso, se trata de entidades divinas, no malignas. Ese significado sí es coherente con la idea que los propios especialistas tienen de su propia labor: crean vida porque tienen la facultad de hacerlo; creen y quieren conocer, proteger y salvar.
Es llamativo cómo a diferencia de otras representaciones dualistas en filmes fantásticos o de ciencia ficción como Matrix, si el cuerpo del avatar muere, no muere ni el “espíritu” ni el primer cuerpo del poseedor. Otra coincidencia para los amantes de la etimología: un dios encarnado tampoco muere si muere su avatar en la Tierra. A Cristo crucificado se lo llora porque al ser cuerpo-carne sufre, pero con el consuelo de que es en definitiva Dios que trasciende ese terrenal cuerpo.
SIETE
Los avatares que vemos luchar en defensa de Pandora codo a codo con los Na´vi son tan artificiales como las naves que los atacan desde el cielo. Son creados y no nacidos, son engendro científico financiado por la misma compañía que invade.
Arrepentidos a último momento o engañados en sus buenas intenciones, la representación heroica y bonachona de Grace y su equipo aún nos deja indagar: ¿Acaso no sabían que eran parte activa de esa misión colonial? ¿No fueron ellos quienes sirvieron en bandeja todo el conocimiento necesario para poder invadir los lugares sagrados que los Na’vi les confiaron?
Yendo más allá, ¿es que la ciencia no se piensa a sí misma? ¿Intervenir y conocer, para qué?
La respuesta nos hace pensar, como señalaría Le Breton, en el narcisismo de la ciencia como efecto de un poder. Más aun, a la técnica científica se le niega el beneficio de la separación entre posesión y ejercicio de un poder (Jonas, 1997). El equipo de Grace no contempló la opción de decir no.
Los cuerpos militares.
Cyborgs y movimientos indiciales.
A diferencia de los científicos (con la excepción de Jake Sully) los militares cumplen otra función en Pandora. No tienen el afán de conocer, de investigar o de negociar. El objetivo es claro: extraer recursos naturales del planeta, sea como sea. Aunque eso implique destruir el símbolo sagrado de la civilización Na´vi, el árbol-casa, que está emplazado sobre un yacimiento de metal superconductor denominado unobtanium (no-obtenible). Aquí se muestra una diferencia clave en la visión de la naturaleza por parte de los dos equipos que comandan la operación: mientras que los científicos tratan de entender, los militares tienen una visión profundamente instrumental de la naturaleza, ésta se convierte en un medio y no en un fin.
La misión y la visión militarista se representa claramente en el tipo de imaginario de cuerpo tecnificado que encarnan. Cuerpos humanos potenciados en su fuerza y su resistencia por la maquinaria tecnológica. A diferencia, por ejemplo, de cyborgs como los retratados por Donna Haraway en su “Manifiesto Cyborg”, aquellos seres libertarios y postgénericos que por medio de la técnica se revelaban contra su pasado militarista y patriarcal (Haraway, 1985), los militares norteamericanos usan a la técnica como un elemento que no-puede-fallar. Mientras que subordinar sus mentes a un cuerpo extraño puede ser peligroso (la sublevación de Jake Sullivan lo demuestra) ellos deciden extender su cuerpo. Hacer de su cuerpo una visión de futuro lineal: “igual pero mejorado”. Los movimientos son indiciales y los comandos que utilizan para controlar(se) también. En vez de utilizar palancas y botones que faciliten los movimientos, los militares usan unas máquinas que requieren de fuerza física para ser operadas. Mover un brazo implica mover el brazo de una máquina con mucha más potencia que su cuerpo orgánico. Mover una pierna supone un esfuerzo menor que estar caminando sobre el suelo, con la ventaja de que la extensión técnica no sufre la fatiga. Jake Sullivan nunca podría haber operado uno de estos aparatos. Su condición cyborg empieza y termina con su silla de ruedas, luego de eso, sólo le queda encarnar un avatar.
Los militares y en particular el comandante Miles Quaritch hacen culto de su cuerpo entrenándolo fuertemente mientras no están en el campo de batalla, pero cuando salen a combatir, confían plenamente en la técnica y tienen a su cuerpo orgánico de respaldo ante cualquier dificultad con la maquinaria.
De ficciones y realidades
Se trata, al fin, de dos representaciones que corresponden a un imaginario ficcional sobre las posibilidades reales que plantea la intervención técnica de los cuerpos. Una de ellas, heredera de la tradición de otros apéndices mecánicos (bastón, silla de ruedas, prótesis) encuentra su correlato en el paradigma foucaultiano de normalización-medicalización. Las prótesis suplen desventajas relativas y absolutas con los otros de tu especie o en este caso, de otra especie. La otra, heredera de la discusión ética y científica acerca de modificaciones sobre el genoma humano, se presenta como más actual y ambigua. Se es hombre y se es cuerpo. El dualismo se presenta de manera radical, pero, ¿puede el ser-cuerpo modificar nuestra ontología, nuestra constitución como hombres? ¿Qué tanto modificó el pensar del marine Jake Sullivan el sentir sus pies de vuelta, el saltar alto, el sentirse parte de una comunidad en igualdad de condiciones para decidir dejar su antiguo cuerpo (aun a costa del peligro que eso conlleva) y convertirse en jakesully?
Bibliografía
JONAS, Hans (1997): Técnica, medicina y ética. Buenos Aires: Paidós.
HABERMAS, Jürgen (2000): La constelación posnacional. Barcelona: Paidós
LE BRETON, David (2002): Antropología del cuerpo y modernidad. Buenos Aires: Editorial Nueva Visión.
HARAWAY, Donna (1991): Cyborg Manifesto: Science, Technology, and Socialist-Feminism in the Late Twentieth Century. Simians, Cyborgs and Women: The Reinvention of Nature. New York: Routledge.
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