Lenguaje/Language/Linguagem
EL CUERPO DE LAS PALABRAS
Escribe Emilia Cortina
“Le langage est une peau: je frotte mon langage contre l’autre. C’est comme si j’avais des mots en guise de doigts, ou des doigts au bout de mes mots. Mon langage tremble de désir.”
“A linguagem é uma pele: esfrego minha linguagem no outro. É como se eu tivesse palavras em vez de dedos, ou dedos na ponta das palavras. Minha linguagem treme de desejo.”
“Language is a skin: I rub my language against the other. It is as if I had words instead of fingers, or fingers at the tip of my words. My language trembles with desire.”
“El lenguaje es una piel: yo froto mi lenguaje contra el otro. Es como si tuviera palabras a guisa de dedos, o dedos en la punta de mis palabras. Mi lenguaje tiembla de deseo.”
Roland Barthes, “Fragmentos de un discurso amoroso”
Las palabras tienen algo mágico, dibujan y atraviesan los objetos, los crean al darles nombre. Nombrar y crear; es que en algún punto, las cosas existen por el sólo hecho de que podamos darles nombre, y si es así, es la lengua la que traza las fronteras de nuestro mundo, es la que dibuja el límite dentro del cual se desenvuelve nuestra experiencia. Nombrar, crear, limitar. |
A veces, aprendiendo una lengua extranjera, tenemos la posibilidad de atisbar esto por un momento; encontramos que de golpe una palabra ajena, foránea; perfila, inventa, en un mismo movimiento, una sensación, un elemento que hasta ese momento nunca habíamos podido poner en palabras. O al contrario, encontramos que aquello que buscamos capturar con el lenguaje ha quedado por fuera de las fronteras de ese nuevo idioma. ¿De qué manera nos limita y qué puertas abre el internarse en los caminos de una nueva lengua?
Nos inscribimos en un curso de idiomas, imaginando vagamente que allí adquiriremos una destreza instrumental, como quien aprende a sumar o a separar en sílabas, que nos apropiaremos de una herramienta como cualquier otra. Nuestra, nuestra, a nuestro servicio. No entendemos, no alcanzamos a imaginar el poder de las palabras, es que, quizás, es imposible servirse de ellas, nos trascienden, nos atraviesan, nos impregnan de otros mundos y otras tierras y otros ruidos y otras percepciones y otros, otros, otros. ¿Las palabras son nuestras?
Las palabras dibujan, localizan, demarcan, delimitan al mundo, pero lo hacen desde una perspectiva, desde una mirada que es local, que es de alguien, de un tiempo, un espacio, cierta gente. Y esa zona, sus climas, sus colores, sus sabores, su paisaje, su música penetran, se infiltran profundamente y de distintas maneras en los sonidos, la cadencia de un idioma. Cada lengua con su ritmo; el portugués, por ejemplo y sus vocales y vocales y ese shhhh, ese chhhh, como de lluvia (olha como a chuva cai e molha a folha aquí na telha, faz um som assim, assim1), con su nasalidad africana (feijão, melão, pinhão, mamão2), con sus s y z vibrantes, sus erres roncas (como a aranha arranha a rã?3).
Pero las palabras no son solamente sonidos, también hay escritura, intrincados dibujos en el papel, jeroglíficos con una lógica que aprendemos a descifrar y así leemos, descubrimos lo palpable y lo impalpable en esos signos a primera vista tan bobos. Y es que en el fondo, lo que hay en el aprendizaje de una lengua es siempre eso: pasar de escuchar un concierto de ruidos, o ver dibujos enmarañados que miramos como quien mira un paisaje o, mejor, un raro insecto, a encontrar sentidos. Aprender un idioma es aprender a desenredar sentidos engarzados en esos dibujos y sonidos, a interpretar esas palabras que le dan sentido a un mundo que nos da sentido.
Pero el sentido emerge desde alguna parte. Una tierra, una cultura que habla y es hablada con palabras. Unas palabras que hablan a través del tamiz de una cultura y una tierra.
Pero el sentido emerge desde alguna parte. Una tierra, una cultura que habla y es hablada con palabras. Unas palabras que hablan a través del tamiz de una cultura y una tierra.
A saudade brasileira, por ejemplo, es según un diccionario español-portugués, nostalgia o añoranza, lembrança nostálgica e, ao mesmo tempo, suave, de pessoas ou coisas distantes ou extintas4. Pero no, nuestra nostalgia tiene gusto a tango o a tarde de lluvia, nuestra nostalgia es triste y de bandoneón, la saudade brasileira es otra cosa. O samba é pai do prazer, o samba é filho da dor5, a saudade se canta, pero con alegría y en esa transformación del dolor en placer (o grande poder transformador6), a saudade definitivamente no es nostalgia, sino alguna otra cosa que no hay cómo circunscribir en castellano. Las palabras y sus límites.
El inglés, por su parte sufre (o goza) de una fijación por las onomatopeyas, las palabras imitan constantemente sonidos del mundo real y concreto. The phone rings, the cars crash, a knock at the door, a slap in the face, to boo, to crack, to clap, to spank, to bang, to splash, to squeezze, to cough7 (en el fondo es tan common sense, so English8). Por detrás de esto, una forma (otra) de relacionarse con las cosas y en el mundo. Porque cough (caf- caf) y tos, aunque en principio hagan referencia a la misma cosa, no son exactamente lo mismo (¿habrá alguna diferencia entre las toses europeas y las nuestras?).
Pero creo que es en el terreno de las expresiones idiomáticas donde más se hacen presentes estas diferencias culturales, climáticas y hasta alimentarias. Si algo no nos interesa, en inglés diremos ‘it’s not my cup of tea’9. Um brasileiro10, en cambio, afirmará ‘não é minha praia’11. El portugués se tiñe de monos, ananás, bananas, mar y playas. Se fala então12 de embananar13; cada macaco no seu galho14; descascar o abacaxi15; boca de siri16; filho de peixe, peixinho é17. Inglaterra y su cambiante clima, de lluvia y de niebla generan resonancias muy distintas: rain or shine18, to rain cats and dogs19, as right as rain20, the foggiest idea21, to be in a fog22, it never rains but it pours,23 to rain on someone’s parade24, to take a rain check25, to save something for a rainy day26 or to feel under the weather27.
La esfera de los sentimientos es especialmente interesante. Una canción de amor, traducida de un idioma a otro, ya no es la misma. Y es que las palabras, al hablar de los sentimientos, se ven contaminadas, como nunca, por imágenes, aromas, experiencias, recuerdos, deseos y suenan especialmente íntimas. Las que nos llegan desde otras tierras traen nuevos ecos, no nos relacionamos con ellas de la misma manera que con su equivalente en castellano, profundamente imbricado en nuestra historia personal. Así ocurre que, a veces, las frases de amor en otro idioma parecen más reales o distantes del lugar común, quizás al ser menos familiares, más lejanas. O puede que sea una cuestión fonética, sonora; la forma atraviesa siempre al contenido.
Las palabras y los sentimientos se entremezclan, se confunden (¿hasta dónde un sentimiento es tal antes de ser modelado en el discurso?) y este proceso no deja, no puede dejar de lado una dimensión corporal, orgánica. Entretanto, el lenguaje, como mediador en nuestro contacto con el mundo y con los otros, nos recubre, es una piel, y tiene como ella, implicaciones mucho más íntimas. No olvidemos que el contacto piel a piel, aunque en principio superficial, tiene efectos en lo más profundo de nuestro ser. Las palabras, el cuerpo, las emociones en el fondo no son algo tan distinto.
Aprender un idioma tiene algo de viaje, y es que se hace necesario, imprescindible, empezar a mirar el mundo desde otro lugar, poner en juego nuestra subjetividad, nuestra percepción. Para hacer propio lo ajeno, a veces no hay más opción que convertirse en Otro. Disfrazarse por un momento de argentino, de English, brasileiro, aprender a vincularnos con el mundo como si lo fuésemos, es vivir de viaje, entre dos mundos (o tres, o cuatro). Con años de estudio, de a poco, tomamos conciencia de que el intento de apropiarse de un idioma nunca es completo, se vive ensayando. Tratar de captar los sonidos y un determinado ritmo al hablar, adueñarse de nuevos sentidos, de palabras que nacieron para dar cuenta de ciertos objetos en ciertos espacios, que no son nuestros, dejarlos enraizar a fuerza de leer, de escribir. Extrañarnos frente a la distancia (¿as safe as houses28? ¿as pretty as a picture29?). Y sentir, en carne propia, que, cuando se trata de distintos idiomas, aún hablar de lo mismo usando equivalencias técnicamente aceptadas por el diccionario, nunca es igual.
Notas
1 “Mira como cae la lluvia y moja la hoja aquí en la teja, hace un sonido así, así.” Fragmento de la canción Chuva no brejo (que podría traducirse como Lluvia en el pantano o en la plantación de arroz), compuesta por Morães Moreira.
2 En el orden en que aparecen, las palabras significan: poroto, melón, piñón, melón. El sonido ão, que todas estas palabras contienen, es nasal en portugués.
3 “¿Cómo araña la araña a la rana?”. Fragmento de un trabalenguas brasileño.
4 “Recuerdo nostálgico y, al mismo tiempo, suave de personas o cosas distantes o extintas” Fragmento de la definición de Saudade que proporciona el Nuevo Diccionario Electrónico Aurélio Versión 5.0 (2004)
5 “El samba es padre del placer, el samba es hijo del dolor”. Fragmento de la canción Desde que o samba é samba, compuesta por Caetano Veloso.
6 “El gran poder transformador”. Fragmento de la canción Desde que o samba é samba, compuesta por Caetano Veloso.
7 En el orden en que aparecen, las palabras significan: el teléfono suena; los autos chocan; un golpe en la puerta; una bofetada en el rostro; abuchear; agrietar/cascar; aplaudir; palmear (en las nalgas); golpear (especialmente puertas, dar portazos); salpicar o chapotear; exprimir; toser.
8 “Tan de sentido común, tan inglés.”
9 “No es mi taza de té”
10 “Un brasileño”
11 “No es mi playa.”
12 “Se habla entonces de…”
13 “Confundir”
14 Literalmente, “Cada mono a su rama”. Este proverbio da a entender que cada persona debe ocuparse de sus propios asuntos (y no de los de los demás).
15 “Pelar el ananá”. Resolver un problema muy serio o complejo.
16 “Boca de cangrejo”. Mantener la boca cerrada.
17 “El hijo del pez es un pececito”. Proverbio, da cuenta de que los hijos suelen parecerse a sus padres.
18 “Llueva o haya sol”. La expresión se usa para indicar que, no importa qué suceda, cierta acción se llevará de todos modos a cabo.
19 “Llueven perros y gatos”. Empleada para hacer referencia a una fuerte lluvia.
20 “Tan bueno/bien como la lluvia”. Estar perfectamente bien o como nuevo.
21 “(Ni) una idea neblinosa”. Empleada para expresar que no se tiene ni la más mínima idea sobre determinado asunto.
22 “Estar en la niebla”. Estar confundido o distraído, sin prestar atención a lo que ocurre alrededor.
23 “Cuando llueve, diluvia”. El proverbio da a entender que las desgracias nunca llegan solas.
24 “Llover en el desfile (de una persona)”. Arruinar una ilusión, fantasía o momento largamente esperado.
25 “Conservar un ticket en caso de que algo sea pospuesto por lluvias”. La expresión se emplea al rechazar un ofrecimiento, para indicar que se lo quiere dejar para una ocasión mejor.
26 “Guardar alguna cosa para un día lluvioso”. El significado es equivalente a la expresión anterior.
27 “Sentirse por debajo del clima”. Estar enfermo.
28 “Tan seguro como las casas.” Muy seguro, cuidadosamente protegido.
29 “Tan bonito como una pintura”. Muy bonito.