martes, 28 de junio de 2011

|| Revista Sinécdoque || Nº1 / Editorial: "La parte por el todo"

. Editorial .
La parte por el todo

           El cuerpo de Sinécdoque es el cuerpo de les niñes: cuerpo disperso, infinidad de miembros y orificios, multiplicidad de cavidades. Fluidez. Cuerpo con límites difusos, opaco, sin los minuciosos contornos que devolverá, más tarde, el espejo.  Cuerpo que no puede decir “yo soy…” sin traicionarse, al menos, un poco. Tal vez, por eso, habrá que buscar sus razones más en una fiebre o en una palpitación que en un programa de trabajo. Más en la amistad que en una serie de objetivos. Aunque –digámoslo- sí, hubo una necesidad fundante: la de publicar nuestros textos y, al mismo tiempo, encontrarnos con los textos de otres compañeres de nuestra facultad; la de construir un espacio común, un colaboratorio, en el preciso momento en el que la conquista del tan ansiado Edificio Único traía como correlato –paradójicamente- el temor del desmembramiento, de perdernos, de no encontrarnos más.  Generar un espacio. Generación. También nos sentimos un poco eso: una generación. Es tentador pensar y decir que Sinécdoque se nos apareció, pero la estábamos buscando hace tiempo: la estábamos haciendo hace tiempo, como a tantas otras cosas.
            ¿Qué hay a lo largo de éstas páginas? No un objeto, no una disciplina, sino un territorio: una mirada, unos diálogos, unos encuentros, unas discusiones. Así pensamos lo comunicacional: como una perspectiva de intelección de los procesos sociales. Un territorio al que, a veces, queremos delimitarle prolijamente sus fronteras y, otras, huir de él desesperadamente. Estos textos son las ramas de un árbol que no aparece. De un árbol quemado o de un árbol que, quizás, nunca existió. Ésta parte no remite a un Todo homogéneo, sino más bien a una construcción polifónica que busca abrir las discusiones y hacerlas proliferar. Hay que animarse a vencer la densa arquitectura de especializaciones –y separaciones- que construye día a día la Academia.   

***

             Estos textos son –también- algunos de los fotogramas de una película que no sabemos cómo montar. Una película de la que no conocemos el principio, ni podemos, si quiera, aventurar un posible final. Porque ese final –que no es otra cosa que un sinfín de efectos-, no se juega, seguramente, en estas páginas, ni nos pertenece. Esa incertidumbre es la materia prima de ésta aventura, de éste viaje. La madera de otro barco que busca –como todos- cerrarse sobre sí mismo, pero que ya ha zarpado a lo irremediablemente infinito y azaroso del mar.   
            La forma-revista tiene algo de esa incertidumbre. Estos textos no siguen la solución de continuidad de la tradicional forma-libro. Tampoco la lógica de la “última entrada” de la forma-blog. Aquí no hay textos primeros ni textos últimos, no hay textos definitivos ni textos concluyentes. El lazo de todos estos textos es sólo situacional. Pueden probarse otros montajes… o, mejor, serán probados otros montajes.
En este territorio,  los cuentos y los poemas no son “segundos” respecto de los textos teóricos, ni deben ser leídos en clave de “ejemplos” o “ilustraciones literarias” de aquellos. La ficción, la poesía, los juegos del lenguaje, abren grietas en el horizonte de lo deseable y de lo posible, y poseen su propia y característica potencia para reconfigurar la experiencia, para disputar el sentido de lo dado, para ir abriendo el mundo-otro que queremos habitar. Crear otros mundos posibles es resistir. Crear es resistir. Crear es  sacudir lo que nos es entregado como una verdad inalterable. Crear es, también, hacer “oídos sordos” a las verdades efímeras de la insoportable “actualidad” que exaltan las noticias.
Coqueteando con la metonimia, Sinécdoque nos habla de producción, de creación, de aperturas. Pero no sólo eso: también nos habla de deseo. Nos habla, y por momentos nos grita, nos lleva a buscar interminablemente algo que, de hallarlo, se desvanecería ante nuestros ojos. Sin embargo lo buscamos, incesantemente, nos desplazamos por soportes, por palabras, por imágenes, tratando de que una parte -de ese todo-torbellino en el que estamos- aflore en esta revista.
Sinécdoque, entonces. Una parte de ese todo. Pero ante ese todo, el deseo de seguir buscando.


SNÉDQE


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