EN ALGÚN LUGAR
DEL MONTE
A los guerrilleros del E.R.P caídos en Tucumán.
Escribe Alfredo Viñas
Quién sabe a qué cielo pertenezca ese letargo en que se depositaron sus ojos,
antes de que las balas, dejaran de zumbar sobre el oído confuso que no supo distinguir la muerte, entre el crujir apresurado de las hojas.
Quién sabe de qué cuerpo es la sangre que fluye por los resecos pastizales, de una tierra por la que murió y ya no le pertenece.
Sus manos sostienen el fúsil, como si disparar aún pudiera,
pero sus dedos están fríos, y los ojos perdidos en nubes indescifrables.
Ya no habrá una causa que justifique esa quimera, de dar la vida, por la vida.
El olvido es un instante ineludible y otro cielo sostiene sus ojos tiesos y su rostro joven que se opaca, entre moscas y la tierra húmeda de una selva sin nombre.
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